Conferencia impartida por el maestro Sheng Yen el 22 de octubre de 1992.
(Para mayor información sobre este tema, véase el libro Ox Herding at Morgan's Bay escrito por el maestro Sheng Yen.) Ilustraciones por Nora Ling-yun Shih.
(Para mayor información sobre este tema, véase el libro Ox Herding at Morgan's Bay escrito por el maestro Sheng Yen.) Ilustraciones por Nora Ling-yun Shih.
Los Diez Dibujos
del Arreo del Buey son metáforas para el proceso y el progreso de la
práctica Chan. Cuando China era una sociedad agrícola, las personas
dependían de los bueyes y búfalos para trabajar en sus campos. Estos
animales eran importantes, poderosos y parte de la vida humana, de
manera que la analogía del arreo del buey significaba mucho para los
budistas de ese tiempo.
Una antigua referencia sobre el arreo del buey como una metáfora para la práctica puede encontrarse en un relato de la Dinastía Tang (618-906). Un monje estaba trabajando en la cocina del monasterio cuando entró su maestro y le preguntó qué estaba haciendo. Él contestó: “No mucho, sólo arreando el buey.”
El maestro preguntó: “¿Cómo lo estás arreando?”
El monje contestó: “Cada vez que el buey vaguea para comer hierba cuando debería estar trabajando, lo sofreno para que vuelva a trabajar.”
Este relato se convirtió en un Kung-an en el que el buey representa a la mente, la que el pastor debe entrenar. En la práctica Chan, el énfasis radica en la práctica mental, no física. Si la mente no es pura, no puede haber pureza del cuerpo y del habla.
En el Sutra del Loto, el buey blanco es una metáfora para la trascendencia del ciclo de nacimiento y muerte, o samsara. Cualquiera que vea el buey blanco ve el gran vehículo (del Budismo Mahayana) que puede llevar a la Budeidad.
Muchas versiones de los dibujos del arreo del buey fueron creadas durante la Dinastía Sung (960-1279). Fueron acompañadas con poesía. La más famosa es atribuida a K'uo-an Shih-yuan, un maestro Chan del siglo XII de la escuela Lin-chi. Todas las versiones ilustran el proceso y niveles de la práctica Chan, así como el reconocimiento de la naturaleza de Buda, nuestra naturaleza original.
¿Crees que tienes este buey, esta naturaleza de Buda, dentro de ti mismo? Si no tienes fe en la existencia de la naturaleza de Buda, o en la posibilidad de experimentar tu “yo” intrínseco, entonces el arreo del buey carece de importancia. Si no hay buey para arrear, no puede haber arreo del buey, no hay progresión. Esto es verdad para las personas que no tienen interés en descubrir su naturaleza intrínseca, así como para aquellos que una vez sujetaban al buey y después lo dejaron ir.
Una antigua referencia sobre el arreo del buey como una metáfora para la práctica puede encontrarse en un relato de la Dinastía Tang (618-906). Un monje estaba trabajando en la cocina del monasterio cuando entró su maestro y le preguntó qué estaba haciendo. Él contestó: “No mucho, sólo arreando el buey.”
El maestro preguntó: “¿Cómo lo estás arreando?”
El monje contestó: “Cada vez que el buey vaguea para comer hierba cuando debería estar trabajando, lo sofreno para que vuelva a trabajar.”
Este relato se convirtió en un Kung-an en el que el buey representa a la mente, la que el pastor debe entrenar. En la práctica Chan, el énfasis radica en la práctica mental, no física. Si la mente no es pura, no puede haber pureza del cuerpo y del habla.
En el Sutra del Loto, el buey blanco es una metáfora para la trascendencia del ciclo de nacimiento y muerte, o samsara. Cualquiera que vea el buey blanco ve el gran vehículo (del Budismo Mahayana) que puede llevar a la Budeidad.
Muchas versiones de los dibujos del arreo del buey fueron creadas durante la Dinastía Sung (960-1279). Fueron acompañadas con poesía. La más famosa es atribuida a K'uo-an Shih-yuan, un maestro Chan del siglo XII de la escuela Lin-chi. Todas las versiones ilustran el proceso y niveles de la práctica Chan, así como el reconocimiento de la naturaleza de Buda, nuestra naturaleza original.
¿Crees que tienes este buey, esta naturaleza de Buda, dentro de ti mismo? Si no tienes fe en la existencia de la naturaleza de Buda, o en la posibilidad de experimentar tu “yo” intrínseco, entonces el arreo del buey carece de importancia. Si no hay buey para arrear, no puede haber arreo del buey, no hay progresión. Esto es verdad para las personas que no tienen interés en descubrir su naturaleza intrínseca, así como para aquellos que una vez sujetaban al buey y después lo dejaron ir.
El primer dibujo es “Buscar el Buey.” Este muestra a un practicante
principiante que ha escuchado las enseñanzas del Buda y cree que cada
uno de nosotros tenemos la naturaleza de Buda y la capacidad de alcanzar
la liberación. Sin embargo, no tiene experiencia personal de la
naturaleza de Buda y debe emplear los métodos de práctica, tales como
meditación y postración, para descubrir el “yo” original.
El practicante descubre las huellas del buey en el segundo dibujo. Su
mente ha empezado a calmarse y ha comprendido algo, pero ve que no es
fácil el encontrar el buey. Buscar la naturaleza de Buda es como buscar
una montaña a través de una espesa capa de nubes. Otros dicen que está
allí, pero no estás seguro de lo que ves. ¿Es una nube o una montaña? El
practicante principiante solamente ha visto las huellas. ¿Pertenecen al
buey? En este momento estás atraído por la práctica, y ésta te impulsa a
buscar. La práctica aumenta tu fe. Esto es el ver las huellas del buey.
En el tercer dibujo el practicante ve la cola del buey. Anteriormente,
la visión de las huellas le dio la confianza para practicar
diligentemente y ahora de repente ve un animal. Esto es también descrito
como la visión del rostro de la mente pura, o la desaparición temporal
del egocentrismo. Este dibujo es a veces descrito como la visión de
nuestra naturaleza intrínseca, pero sólo es una visión fugaz de algo –
sólo la cola del buey.
El practicante atrapa al buey y trata de controlarlo con una cuerda en
“Obteniendo el Buey Completo”, el cuarto dibujo. Él percibe su propia
naturaleza de Buda, pero aún experimenta aflicciones causadas por
codicia, enfado, aversión y resentimiento. La mente produce innumerables
aflicciones en respuesta a lo que está a su alrededor. Viendo su
naturaleza intrínseca, el practicante es cuidadoso en no producir
aflicciones y sabe que el ambiente no tiene una existencia real y
permanente. Aún, experimenta aflicciones y debe usar los métodos y
puntos de vista apropiados, tales como la meditación y la comprensión de
causas y condiciones, para tratar estos problemas. Los métodos y puntos
de vista del Chan componen la cuerda para controlar el buey.
El quinto dibujo es simplemente llamado “Arreo del Buey.” Ahora un
sabio, el practicante conduce fácilmente al buey por medio de la cuerda.
Él ha progresado hasta alcanzar algún lugar entre la undécima y la
cuadragésima etapa del estado de Bodhisattva Mahayana. Aunque tiene
pocas aflicciones, continúa practicando diligentemente y haciendo votos.
La dirección del arreo del buey ahora es clara.
"Montando el buey a casa,” el sexto dibujo, muestra un buey bien
entrenado y obediente, familiarizado con el camino. El pastor monta sin
ningún esfuerzo en su espalda, tocando la flauta. Esta es la posición
del primer Bhumi, o la cuadragésimo primera etapa del estado de
Bodhisattva. El practicante ya no necesita esfuerzo consciente para
continuar practicando y haciendo votos. El buey simplemente continúa
avanzando hacia adelante en el camino. Las acciones del practicante son
las apropiadas para cada situación.
El séptimo dibujo es “Olvidar al Buey.” El buey ha desaparecido.
Solamente queda el practicante. Este punto está entre las etapas del
primer y el octavo Bhumi, y entre la cuadragésimo primera y la
cuadragésimo séptima etapa del camino del Bodhisattva. El practicante no
ejerce esfuerzo, y práctica espontáneamente, sin preocuparse por
objetivos o propósito. El cultivo de sí mismo se detiene. La práctica
principiante es como nadar río arriba. Se necesita gran esfuerzo.
Después el nadador está totalmente unido con el agua. ¿Aún hay natación?
Tanto el buey y el pastor del buey han desaparecido en el octavo dibujo.
Solamente queda un círculo, el marco del dibujo. El séptimo dibujo
elimina el buey, que representa al mundo, el objeto. Finalmente, el
sujeto, igualmente, desaparece en el octavo dibujo. Nada se queda. No
hay objetivo ni practicante.
El noveno dibujo, “Volver al Origen,” muestra una montaña y un río. Un
practicante novicio ve las montañas y los ríos, pero no los reconoce
como tales. Ahora, el experto ve las montañas como montañas, los ríos
como ríos. Ha regresado al mundo. Todo existe excepto sus apegos. Ya no
hay práctica o no práctica, sabiduría o aflicción. Todo es completo,
todo el mundo es Buda y el medio ambiente es la tierra de Buda.
Tradicionalmente, vemos a un mendigo y a un monje harapiento y barrigudo
en el décimo dibujo. El mendigo representa el sufrimiento, el monje a
un practicante que ha completado su práctica. Ha salido del aislamiento
de la montaña y ha regresado al mundo para ayudar a todos los seres. Él
no tiene aflicciones, pero, puesto que otros sufren, ofrece
espontáneamente ayuda a todos los seres necesitados en el camino. He hablado de cada uno de los dibujos del arreo del buey, pero hay un punto importante para añadirse. A veces las personas adoptan un punto de vista egoísta de estos dibujos, porque sugieren que practiquemos hasta alcanzar la Budeidad antes de que podamos empezar a ayudar a los seres sensibles. Esto no es el camino del Budismo o Chan. Tan pronto como las enseñanzas de Buda empiezan a beneficiarte en tu vida, debes comenzar a ayudar a los seres sensibles. Incluso en la primera etapa del arreo del buey, deberías ayudar a los demás. No solamente esperar hasta la Budeidad.
Pregunta: ¿Esta es la iluminación gradual o repentina?
Shih-fu: Pasar por estas etapas por orden no es considerado como iluminación repentina. Es mejor llamada iluminación gradual. Las personas que experimentan la iluminación repentina podrían tener alguna de estas experiencias, pero no necesariamente en este orden. El Sexto Patriarca (638-713), quien enseñaba antes de que se hubieran creado los dibujos, nunca hizo referencia a dicha progresión.
Los dibujos son útiles en representar al proceso de la iluminación gradual y son estudiados por practicantes en China y Japón. Con fe, todos nosotros podemos buscar el buey, la naturaleza de Buda, dentro de nosotros mismos.
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