Las cuatro bestias mitológicas de la astronomía china representan los cuatro puntos cardinales, los cuatro elementos naturales y las cuatro estaciones del año: el Dragón Azul en el este, la Tortuga Negra en el norte, el Tigre Blanco en el oeste y el Ave Bermellón en el sur.
Desde tiempos remotos la astronomía china se ha manifestado mediante una forma de expresión que incluye a los conocidos como Cuatro Símbolos.
Se trata de cuatro bestias mitológicas, que a veces llegan a cinco, y que representan en sí mismas los cuatro puntos cardinales, los cuatro elementos naturales y las cuatro estaciones del año. Cuatro seres que aparecen de manera constante en la cultura popular china y que cuentan con una larga y a veces desconocida historia.
La
astronomía tradicional china divide las constelaciones en 28 mansiones,
que reflejan el movimiento de la luna alrededor de la tierra, y que
sirven para su localización y uso en el calendario.
A su vez se subdividen en cuatro grupos de siete mansiones llamados Cuatro Símbolos, cada uno representado por una entidad animal:
A su vez se subdividen en cuatro grupos de siete mansiones llamados Cuatro Símbolos, cada uno representado por una entidad animal:
el Dragón Azul en el este,
la Tortuga Negra en el norte,
el Tigre Blanco en el oeste y
el Ave Bermellón en el sur.
Estas
cuatro bestias o símbolos, como se les suele llamar normalmente, forman
parte de un corpus muy antiguo que se extiende desde la Prehistoria
hasta hoy en día, de ahí su importancia en la mitología y el folklore
chino. Existiría una quinta bestia, Huanglong, un dragón de tierra amarillo, que representaría el centro del universo guardado por los Cuatro Símbolos.
La primera de estas bestias es el Dragón Azul o Qinglong
que aparece representado por un largo cuerpo serpenteante y escamas de
color azul intenso. Es el símbolo del este, por ello es posible que su
color tenga que ver con el azul que podemos ver en el océano Pacífico.
Junto al Tigre Blanco, es uno de los más importantes, pues aparece en
tumbas del periodo Neolítico o incluso en banderas como la de China
durante las últimas décadas de la dinastía Qing. Está vinculado a la
primavera y al elemento natural de la madera.
En el oeste, encontramos al Tigre Blanco o Baihu,
que representa el otoño y el metal. Su color blanco parece provenir de
la meseta tibetana, por sus altas montañas y su nieve permanente. Su
ferocidad y potencia le convirtieron en espíritu protector y en parte
del mundo asiático hasta el punto que podía encontrarse en la entrada de
los templos.
El norte lo representa la Tortuga Negra o Xuanwu,
caracterizada por ser una gran tortuga de cuya parte trasera surge una
serpiente. Desde la antigüedad la tortuga ha sido símbolo de longevidad y
así queda demostrado por objetos de jade con la forma de este animal
que han aparecido en multitud de yacimientos arqueológicos en China. A
este animal se le vincula en la bóveda celeste al invierno y al agua.
Finalmente, el Ave Bermellón o Zhuque
cierra el círculo protegiendo el sur celestial. Espíritu del verano y
del fuego, su color rojo sin duda representa las altas temperaturas del
sur de China.
Historia de los Cuatro Símbolos
Hay
constancia histórica de estas bestias desde el Neolítico. En el
yacimiento de Xishuipo, en la actual provincia de Henan, se encontraron
representaciones del Dragón Azul y del Tigre Blanco. Se trata de un
enterramiento de cuatro cadáveres, un adulto y tres jóvenes,
posiblemente uno de ellos sacrificado. El adulto forma el elemento
principal de la composición. Con la cabeza dirigida hacia el sur y los
pies hacia el norte, al este se recreó la figura del dragón y al oeste
la del tigre, realizadas todas ellas por conchas de cauri.
Según
los análisis, este enterramiento tuvo lugar durante la cultura
Yangshao, que se extendió por el río Amarillo entre el 5000 y el 3000
a.C. La posición del esqueleto adulto y las figuras que lo acompañan han
creado mucha discusión entre los especialistas, pero no cabe duda que
durante esta época ya existía una preocupación por el devenir y
posiblemente a su vez una vinculación con la muerte. Tal vez el tigre y
el dragón eran considerados espíritus protectores que podrían ayudar al
difunto en su viaje al más allá.
Pero estas
representaciones antiguas del dragón y el tigre no acaban aquí. Durante
el periodo de los Reinos Combatientes (475-221 a.C.), ambos animales
vuelven a aparecer en otra sepultura. Esta vez no se trata de un
ornamento hecho con conchas sino de un cofre de madera lacada, datado en
el 433 a.C. y procedente de la tumba del marqués Yi de Zeng, que
contuvo la ropa del difunto. En este enterramiento se han encontrado
gran multitud de objetos de bronce, instrumentos musicales y campanas
que indican que el propietario era un personaje importante de la
sociedad del momento.
En esta
sepultura se puede observar la misma disposición que en la de las dos
bestias de Xishuipo, con una representación de la estrella polar donde
se encuentra el esqueleto adulto. De nuevo se aprecia esta conexión con
los astros y las constelaciones que permanecerá hasta la actualidad. A
partir de la dinastía Han, la Tortuga Negra y el Ave Bermellón se
incorporaron al grupo convirtiéndose así en los Cuatro Símbolos de la
constelación que completan el panteón de estas bestias sagradas.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 48. Volumen III. Mayo de 2018.